De pequeños nos enseñan que Paris es la capital de Francia o que el Sil es un afluente de Miño. Y es fantástico saber todo lo que se pueda del mundo en el cual vivimos, pero muchas veces me pregunto… cuando nos enseñaran ¿cómo funcionamos nosotros por dentro? Porque cuando tenemos un problema o una pérdida… ¿de que nos sirve saber que Paris es la capital de Francia?
Nos enseñan cómo funciona todo excepto la única cosa que siempre llevamos encima; como somos, nuestras emociones y nuestras reacciones ante aquello que nos pasa en la vida.Me pregunto cuándo nos enseñaran a descubrir nuestros talentos escondidos, a buscar nuestra fortaleza interior o a darnos cuenta de que en realidad, todos somos capaces de ser lo que queramos en la vida… incluso podemos cambiar el mundo.El deporte, tanto individual como de equipo, es una gran herramienta educativa puesto que nos ayuda a educar a nuestros hijos en el valor del esfuerzo y el sacrifico. Tal vez es el único lugar de nuestra sociedad actual donde los chicos pueden experimentarla.
El deporte es una gran oportunidad para que un entrenador consiga aumentar la autoestima o la motivación en un chico, en muchas ocasiones es el último lugar que le queda a un niño para seguir creyendo en el mismo, así que veo importante y urgente introducir la educación emocional en los clubes, probablemente sería un elemento revolucionario que cambiaría la dimensión del propio club (como bien han demostrado grandes coachs como Pep Guardiola o Xavi Pascual que utilizan estas técnicas con los jugadores del primer equipo)
Veo cada día el cambio de valores, la falta de hábitos y de límites que provoca carencias emocionales en los niños… pero no se dice ni se hace nada. Parece que lo que importa es el nivel de mates y lectura, o los puntos que se consiguen el Domingo… y ostras, y tanto que lo es, pero con una herramienta como la educación emocional integrada en cada escuela, en cada club, ni las mates, ni la lectura serían un problema para ellos, porque se sentirían capaces de hacerlo todo… de SERLO todo.
¿Qué, nos atrevemos a cambiar como nos enseñan?
Cristina Gutiérrez Lestón
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